El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre
El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre
- 13 agosto, 2016
- Posted by: Jitanjáfora
- Category: Noticias
El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre
Sáez, Juanjo
Buenos Aires
Editorial Común
2009
263 páginas
Ya desde el título, El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre, se presentan dos cosas que parecen de órdenes diferentes: ¿El ARTE y una madre? ¿Lo SUBLIME y lo cotidiano? ¿Conversar con una madre acerca del arte, por teléfono? Pues sí, en este libro de Juanjo Sáez el arte cobra un valor distinto…
“Mamá, el arte es un tesoro que nos han robado. Sólo los ´intelectuales´ pueden disfrutar del TESORO, LA ÉLITE de la CULTURA. Han encerrado el arte en un cofre de conocimientos, para abrir la cerradura es necesario haber leído mucho. Pero cualquier persona mínimamente sensible puede romper la cerradura y encontrar el tesoro, e incluso desarrollando tu creatividad puedes hacer tu propio tesoro. A los intelectuales esto les molesta mucho y no quieren permitir que suceda…”
Para hacer del arte algo cotidiano se presenta una historieta-reflexión gráfica (¿género?…) que desdibuja los límites de lo literario haciendo de este libro, también, algo cotidiano y autorreferencial: desde trazos que el personaje principal reconoce no comunes en LA ACADEMIA, una escritura manuscrita y con borrones a la vista, hasta dibujos notablemente simplificados. Así, se juega en un espacio abierto que da jerarquía a perspectivas a veces negadas y permite que un capítulo se llame: “Picasso es feo” o, también, “Mi madre es una artista”. Esta cotidianización del objeto artístico hace de El Arte. Conversaciones imaginarias con mi madre un libro amigable y, a la vez, provocador, desestructurante, que incomoda y propone nuevos tipos de lectores. El discurso explicativo, registro que, como lo dice el personaje, equipara a la madre con el lector, parece intentar sacar el arte del cofre e inquietar a algún intelectual.
Pensando en lectores, este libro podría colarse en la escuela, donde muchos adolescentes creen desconocer cosas (¿por un tipo de enseñanza particular?) que tal vez están más cerca de lo que creen… Así, un docente podría tomar dos posturas en clase: saberse intelectual y cerrar cofres o, si lo piensa dos veces, sentarse con sus alumnos en ronda, dar voz a sus conocimientos y hacer del diálogo una práctica habitual: del arte, una conversación.
Rocío Malacarne
(Mayo de 2011)