La niña que iluminó la noche
La niña que iluminó la noche
- 13 agosto, 2016
- Posted by: Jitanjáfora
- Category: Noticias
La niña que iluminó la noche
Ray Bradbury
Buenos Aires
Ediciones de la Flor
2001
Este libro encierra una paradoja: es muy poco conocido como obra de Ray Bradbury y al mismo tiempo en el campo de la literatura para niños es ya un clásico. El libro fue publicado por primera vez en 1955 y editado traducido por Ediciones de la Flor en el año 1972, con sucesivas reediciones, en una colección que rescata de textos de autores conocidos por su obra para adultos, no infantil, como Umberto Eco, Clarice Lispector, Silvina Ocampo, Ionesco, Roa Bastos, Guy de Cars, Martha Mercader, entre otros.
La niña que iluminó la noche (Switch on the night en idioma original), al igual que otros textos de Bradbury, indaga en los conflictos y los miedos más profundos del ser humano: el temor a la oscuridad, a la noche, que es también el miedo a la desprotección, a la soledad o a la muerte. Un niño le teme a la noche, sólo se siente seguro encendiendo aquellos objetos que iluminan: lámparas, antorchas, faroles, velas… Pero también sabe que hay algo más allá afuera, que por ahora se le escapa, que no es capaz de descubrir y de disfrutar como lo hacen los otros niños. Hasta que algo le sucede y puede empezar a darse cuenta de que más allá o en el interior de lo oscuro se esconden maravillosos secretos, mundos alternativos, partes de la vida y de la naturaleza que sólo pueden existir si está oscuro, como la luna o las estrellas, como los grillos y la intimidad.
¿Una enseñanza? Quizás. Pero mucho más que eso: un texto escrito en un lenguaje poético, con un juego de repeticiones y acumulación de oraciones breves que le dan una cadencia musical.
Las ilustraciones del rionegrino Juan Marchesi, recientemente premiado, abren puertas para descubrir nuevos sentidos, son rupturistas, desconcertantes. La niña que iluminó la noche es un libro para disfrutar, un libro para leer y mirar una y otra vez, de día o cuando se haga de noche, a la luz de una lámpara o de una vela y después (con los ojos abiertos o cerrados) atreverse a penetrar en los misterios de la oscuridad.
María José Troglia
(diciembre de 2014)