Nací una calurosa noche de verano, será por eso que me siento a salvo en el arrullo de las olas. Las palabras, los relatos y la música me atraparon desde muy chica. Me gustaban en la tranquilidad del cuarto, pero me apasionaban en las muchas noches de campamento y fogón que me tocaron vivir. Palabras para jugar, para sentir, para saborear, para acompañar, para luchar, para habitar… creo en la fuerza reparadora de las palabras y del trabajo colectivo, por eso voy por la vida jitanjaforeando. En la plaza, en la biblioteca, en la escuela, en la universidad, en el comedor de casa, en la playa: ofrecer tiempos y espacios para leer como quien da lo mejor que tiene… contar historias para que podamos escribir la propia.