Camino de sueños
Camino de sueños
- 1 abril, 2020
- Posted by: Biblioteca de Irulana
Compiladores: Carola Hermida
Año: 2012
Los textos
La literatura y el arte en general tienen mucho que ver con los sueños. Por eso, en este recorrido que podría transitarse a lo largo de toda la vida, comenzamos escuchando nanas y canciones de cuna (las tradicionales, compiladas por Silveyra) y nanas de autor (como las que Silvia Schujer compuso para distintos
“cachorros”). Desde la canción de cuna que convoca al sueño, pasando por las poesías y cuentos que los describen, los pintan, los quiebran, los libros y las canciones que componen este camino nos invitan también a soñar. Así, en el juego que se puede proponer desde el libro álbum, hay textos que a través de un particular trabajo con la edición, la ilustración y el color nos permiten seguir acompañados en la oscuridad, gracias a las líneas que se iluminan, como en Nocturno; nos permiten construir sueños nuevos, gracias a una ilustración onírica, que se fragmenta y reconstruye a medida que pasamos las páginas, como en Soñario; nos permiten ver el reflejo de los Sueños del agua en la sugerente ilustración de Cristian Turdera. Son, entonces, textos que hablan de sueños y nos hacen soñar, desdibujando los límites entre la palabra y la imagen, entre la ficción y la realidad, entre la vida y el sueño. Esta temática, lo sabemos, no es propia de la literatura para niños, como puede verse en este itinerario que se inicia con textos destinados a bebés y culmina con obras de Borges, Cortázar, Calderón o Shakespeare.
Leemos juntos
El sueño es tal vez la actividad más íntima y personal. Sin embargo a veces necesitamos compartirla y transformarla en palabras o en imágenes. Algo de eso pasa también con la literatura. Especialmente, cuando hablamos de los libros para niños, “leer juntos”, compartir el relato, las ilustraciones o la música de una poesía es un modo especial de estar juntos, acurrucados en la trama del y de los lenguajes.
Así, con los bebés podremos cantar las canciones de cuna, en tanto los mecemos para dormir. Luego, llega el tiempo de la poesía, la posibilidad de gustar de los versos que se repiten en el libro de Tallon y de jugar con las imágenes de la poesía de Walsh. Junto al “vendedor de sueños”, podríamos ofrecer otros nuevos a la venta; podríamos elegir los que nos gustaría comprar; podríamos dibujar los “sueños con gusto a caramelo” o imaginar qué esconderán los que están dentro de “cajas de azufre, paquetitos rojos”; podríamos contar nuestros sueños y descubrir a qué tienen gusto o pensar dónde habría que guardarlos. Y así como hay sueños con gustos, otros pueden tener colores, como “Amarillo” de Bodoc, lo que nos permitiría inventar sueños rojos, azules, violetas o blancos. Ahora, si se trata de describir lo que hemos soñado, como lo hace el sapo de Javier Villafañe, podríamos detenernos en las sensaciones que el protagonista experimenta cuando sueña ser árbol, río o caballo, para luego imaginar qué siente cuando es viento, luciérnaga o nube y jugar a ello o expresarlo con el cuerpo. Pero el sapo no sólo nos cuenta lo que soñó: se prepara cada noche para soñar: “Esta noche voy a soñar que soy árbol”, dice y entonces se queda un largo rato mirando el cielo. También el protagonista de El higo más dulce, se esfuerza para lograr el
mejor sueño posible porque gracias a un higo mágico podría convertirse en realidad. Como estos personajes, podríamos predisponernos para soñar e inventar con los pequeños lectores los mejores sueños; o como hace Filomena Hilalana en Hilo de hada, diseñar nuestra propia máquina de sueños, y colocarle los ingredientes necesarios: “Para tener sueños frescos en verano: /añadir unos pedacitos de hielo picado”; “Para sueños que dan miedo/ tender una tela de araña en el suelo”. Otra opción, si queremos “fabricar sueños” es seguir las recetas de Isol, quien en Nocturno nos brinda los secretos para lograr sueños variados y fáciles de hacer; o bien escuchar algunos de los consejos que aparecen en La hormiga que sueña de María Cristina Ramos. Estos textos nos dan trucos mágicos para conquistar ciertos sueños, para fabricarlos, crearlos o comprárselos al vendedor que nos presenta Walsh; también nos permiten conjurarlos a través de nuestros relatos y compartir así la lectura, la canción, las imágenes y el juego o el relato posterior.
A su vez, con los lectores mayores, el acompañamiento puede pasar por el diálogo posterior a la lectura de esos textos fantásticos o complejos que nos dejan perplejos, con dudas o interrogantes como los microrrelatos de La sueñera, los cuentos de Borges y Cortázar, las obras de teatro de Calderón o Shakespeare: ¿quién sueña a quién? ¿cuál es el sueño y cuál la realidad? ¿qué pistas deja el narrador en el texto para que podamos construir respuestas? ¿qué frases o apartados convendría releer para sustentar distintas interpretaciones?…
Este camino propone entonces un recorrido por un sendero de palabras, colores y música que nos invitan a soñar y compartir esos sueños: “Sueños como trapitos de colores / imágenes y muchas otras cosas
/ Algunos tienen pájaros y flores / Otros, infierno y brujas espantosas” (María Elena Walsh)