Luna lunera
Luna lunera
- 23 abril, 2020
- Posted by: Biblioteca de Irulana
Compiladores: Rocío Malacarne
Año:
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Título: El zorro que cayó en la luna
Autor: Colombres, Adolfo
Editorial: Colihue
Lugar de Edición: Colihue
Año: 1986
Más info: (colección Cuentos del pajarito remendado)
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Título: El ratón que quería comerse la Luna
Autor: Devetach, Laura
Editorial: El Ateneo
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1985
Más info:
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Título: Recetas secretas de brujas y de hadas
Autor: Falbo, Graciela. Ilustraciones de Singer, Irene
Editorial: Primera Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2007
Más info:
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Título: ¿Y la luna dónde está?
Autor: Grau, Didi
Editorial: Ediciones del Eclipse
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2008
Más info: Colección libros-álbum del eclipse
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Título: El secreto de las estrellas
Autor: Roldán, Gustavo
Editorial: Primera Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2008
Más info: (colección Los caminadores). Edad sugerida: a partir de 4 años.
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Título: A la rumba luna
Autor: Schujer, Silvia
Editorial: Schujer, Silvia
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2009
Más info: Edad sugerida: desde 8 años
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Título: “El Sol y la Luna”. En Versos para Cebollitas
Autor: Walsh, María Elena
Editorial: Luis Fariña Edito
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1966
Más info:
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Título: “Canción para bañar la Luna”. En La Reina Batata
Autor: Walsh, María Elena
Editorial: Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1987
Más info: Edad sugerida: Desde 6 años.
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Título: ¿Cómo llegar al mundo de la luna?
Autor: Ziraldo, Alves Pinto
Editorial: Emecé
Lugar de Edición: Brasil
Año: Brasil
Más info: colección Gusanito
Leyendo a la luz de la luna
Hojas de cuarto menguante, hojas llenas y nuevas… Miles son las lunas, las lecturas, por recorrer (hasta con eclipses nos podemos encontrar). Estas lunas pueden verse de lejos, con telescopios, caleidoscopios, anteojos de sol, o de cerca bien cerca, caminando o flotando sobre ellas… Y lo mejor, siempre nos acompañarán letras estrellas (sí, tal vez, hasta podamos reconocer constelaciones).
Cada línea estrella nos permite acercarnos al sabor a luna, al olor a luna, al aire de luna, al sonido de luna. Una luna que es la señora Luna, bien reconocible en los cielos por cualquiera de nosotros. Es alguien que baja que baja por su escalerita de carey hasta bañarse en un charquito, que se desliza, que viene y que tal vez el lector pueda pescar, con su cañita de bambú, en “Canción de bañar la Luna” de María Elena Walsh. Esta señora resulta que tiene nombre y se llama Catalina en “El Sol y la Luna”. Aquí nos es presentada por Lorenzo, el Sol, como un poco presumida que se pasa toda la noche por las calles. De verso en verso podemos ir dando saltitos hasta acercarnos a ella, o confeccionarle escaleritas para tenerla a nuestro lado…
(miremos)
Pero, ¿qué ocurre cuando alguien nos pregunta ¿Y la luna dónde está?? Un libro álbum como los de la editorial
Del Eclipse nos invita a ver qué le sucede en esas “noches tan negras como la boca de un lobo”. Cada ilustración nos permite seguir los pasos de la Luna cuando no se ve en el cielo… Porque ella no es sólo un lugar que se puede visitar, sino una perfecta trapecista que duerme hasta las seis…
(saboreemos)
El ratón Ratatá es uno de los que pensaba que la Luna era sólo un lugar. Bueno, tal vez, no sólo un lugar sino EL lugar, ¡un queso gigante! Devetach hila palabras y estrellas hasta que Ratatá logra subir a su queso en barrilete, al viento. ¿Será de queso esta señora? ¿O un melón como el del granjero en La luna se cayó? Si pensamos en comida, al zorro recreado por Adolfo Colombres se le hará agua la boca, es que el protagonista de este cuento popular saltó tal alto que llegó hasta el medio de la olla blanca de la luna y se quedó sin conejos, gallinas ni perdices. Otro compañero se suma a la estadía lunar: un clásico como Ziraldo nos presenta a otro personaje que emprende viajes nocturnos, de la serie El gusanito, ¿Cómo ir al mundo de la luna? ¿Se habrán visto Ratatá, el zorro
hambriento y el gusanito? Dicen que el primero ya ha bajado planeando en el barrilete rojo, ¡Chuui! (silencio, escuchemos como cae)
(silencio)
Parece que a la luna le ha llegado el sabor: lunas-ollas, lunas queso… Pero no siempre la que se come ha sido ella, su presencia también ha servido de compañía en Recetas secretas de brujas y hadas: una bruja que se cuela con recetas al mundo de las hadas… A la luz de la luna: “Guiso de somorgujo: Se pica corazón de ruiseñor y se la agrega una mezcla de orejas de ratón molidas y una cucharadita de harina de pollita.” (sigamos saboreando)
(escuchemos) Todos los animales de Gustavo Roldán se encuentran reunidos en el conocido monte, como siempre, para preguntar… ¿Y la luna dónde está? No, la pregunta será otra: ¿Quién apaga las estrellas? Todos alrededor de la voz de don sapo quien, como todo experto hilador, se encarga de responder, de preguntar… Tal vez nunca encuentren solución, es que lo más divertido es tener un secreto.
(silencio)
(escuchemos) “Con hilos de seda / y aguja de plata / le tejí a una noche / a la luna ingrata. // La poblé de estrellas / le soplé un aroma / de secretos besos / le cosí un idioma. // ¡Cuánta noche inútil! / ¿Cómo iba a saber / que la luna nueva / no se deja ver?”
A la rumba luna, de Silvia Schujer, tiene una señora, un lugar y, también, un sabor que derraman versos. Pero esta luna no es sólo eso, se sabe palabra, sonido, materia… Los poemas allí reunidos, cosidos como las estrellas del cielo, hablan de palabras, de historias, de cuentos a contarse en canto (no es extraño que algunos de ellos posean versiones musicalizadas).
Camino para preguntarse, para saborear, para morirse de hambre, para oír, para armar, para mirar, para estar acompañados, para tejer y destejer
a la luz de la luna.