Camino de brujas y otras mujeres con y sin escoba
Camino de brujas y otras mujeres con y sin escoba
- 26 marzo, 2020
- Posted by: Biblioteca de Irulana
Compiladores: Valeria Paz y Rocío Malacarne
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¿Cómo reconocer a una bruja? es casi una pregunta milenaria. Presentes desde la antigüedad, con un rol fundamental en la tribu; develando el futuro de un héroe; siendo condenadas; convirtiéndose en imagen literaria… Las brujas han pasado a convertirse en un tipo literario común y reconocido desde la primera infancia: Cuidado que puede venir la bruja (si es que el hombre de la bolsa no estaba disponible en ese momento) cuando un niño no obedecía a sus padres; chicos haciendo brujerías y pociones mágicas con todo ingrediente que encontrara en su cocina; el juego de la bruja de los colores cuyos participantes huirán asustados de alguien que intenta atrapar, nada más ni nada menos, que unos hermosos colores (tal vez, porque a ella le falten todos). No sólo en la niñez son representadas: ¡Fulana es una bruja! es una frase que se puede oír actualmente en cualquier conversación cotidiana.
Entonces, ¿qué pasos debe seguir alguien para reconocerla? Simples: 1. buscar una nariz prominente (no confundirse con la de Pinocho); 2. escuchar una risa un tanto particular; 3. seguir al gato negro que da vuelta a la esquina; 4.guiarse por los humos que salen de un caldero mágico; 5. mirar al cielo en busca de alguna escoba y, por qué no, 6. perseguir, alejado y con muchísima cautela, a esa extraña mujer que le acaba de cortar un mechón de pelo. Servirá identificarla a partir de algunas lecturas: aquella malvada madrastra de Blancanieves que no duda en envenenar una inocente manzana; la vieja de la Calle 24 que cuelga gatos boca abajo en la novela Boris Orbis y la vieja de la Calle 24; Las brujas de Roald Dahl o
“La bruja Baba-Yaga”. Pero si uno está muy ansioso en el encuentro puede apelar a la guía telefónica, como el protagonista de Cinco enfados que busca alguna para que embruje a su antojo (B. Bailarines. Basureros. Bomberos. Br. Bru. Brujas. –¡Ya está!-).
Hasta aquí parece ser bastante sencillo encontrarlas, siempre buscándolas en su momento de trabajo. Sí, porque ser de las más malas no es cuestión de ocio sino de mucho sacrificio, como las presentadas por Silvia Schujer y Sergio Kern en Brujas con poco trabajo. ¿Habrán pasado de moda? Tal vez sea eso o que sus hechizos ya no son tan útiles, como les sucede a las protagonistas de “¡Basta de brujas!”…
Pero, ¿son así todas? En este camino de lectura, del que conviene tener cierta precaución, se propone espiar (acercase, tal vez, sea demasiado peligroso) distintas imágenes de brujas: algunas serán las esperadas y otras muy distintas, personajes tan cercanos como puede serlo alguien como nuestra vecina y hasta algún político. Tal vez, para decir abracadabra no se necesite nariz.