El apetito del lector: delicias, peligros y proezas
El apetito del lector: delicias, peligros y proezas
- 14 abril, 2020
- Posted by: Biblioteca de Irulana
Compiladores: Lucía Couso
Año: 2012
Título: El ratón que quería comerse la luna
Autor: : Devetach, Laura (texto); Rojas, Oscar (ilustraciones)
Editorial: Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2011
Más info:
Título: “Verde” en Sucedió en colores
Autor: Bodoc, Liliana
Editorial: Norma
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2004
Más info:
Título: Los pomporerá (versos populares)
Autor: Devetach, Laura (comp)
Editorial: Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2001
Más info:
Título: “Don Enrique del Meñique” En Canciones para mirar
Autor: Walsh, María Elena
Editorial: Alfaguara
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2010
Más info:
Título: Harry Potter y la piedra filosofal
Autor: Rowling, J. K.
Editorial: Emecé
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2000
Más info:
Título: “Tragaldabas del Peloponeso” en Princesas olvidadas o desconocidas
Autor: “Tragaldabas del Peloponeso” en Princesas olvidadas o desconocidas
Editorial: Edelvives
Lugar de Edición: Madrid
Año: 2005
Más info:
Título: “Nanas de la cebolla” en Cancionero y romancero de ausencias
Autor: Hernández, Miguel
Editorial: Losada
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1960
Más info:
Título: La guerra de los panes
Autor: Montes, Graciela (texto); Torres, Elena (ilustraciones)
Editorial: Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1999
Más info:
Título: Barbanegra y los buñuelos
Autor: Wolf, Ema
Editorial: Colihue
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1994
Más info:
Título: "El olor de la noche" y "La forma del agua"
Autor: Camillieri Andrea
Editorial: Salamandra
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año:
Más info:
Título: Cocina Ecléctica
Autor: Gorriti, Juana Manuela
Editorial: Félix Lajouane Editor (Librairie Générale)
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1890
Más info: Actualmente se puede leer y consultar en línea: http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/miscelanea/cocina_eclectica/cocina_00indice.htm
Título: Apología del matambre
Autor: Echeverría, Esteban
Editorial:
Lugar de Edición:
Año:
Más info: Actualmente se puede leer en línea: http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/miscelanea/matambre/matambre.htm
Título: Réquiem
Autor: Tabucchi, Antonio
Editorial: Anagrama
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2002
Más info:
Título: Babayaga
Autor: Le Thanh, Taï-Marc (texto); Dautremer, Rébecca (ilustraciones)
Editorial: Edelvives
Lugar de Edición: Zaragoza
Año: 2004
Más info:
Título: Hansel y Gretel
Autor: Browne, Anthony (ilustraciones); Hermanos Grimm (Texto)
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Lugar de Edición: México
Año: 2004
Más info:
Título: Cuento con ogro y princesa
Autor: Mariño, Ricardo (texto); Cantón, Laura (ilustraciones)
Editorial: Colihue
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 1987
Más info:
Título: La caperucita roja
Autor: Gotlibowski, Leicia (ilustraciones); Charles Perrault (texto)
Editorial: del Eclipse
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2006
Más info:
Título: del Eclipse
Autor: Andruetto, María Teresa
Editorial: Mondadori
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2012
Más info:
Título: Los libros de Alicia. La caza del Snack. Cartas. Fotografías
Autor: Stilman, Eduardo (traducción)
Editorial: de la Flor
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2000
Más info:
Título: Érase una vez una vieja que tragó una mosca gris
Autor: Holmes, Jeremy (texto e ilustraciones)
Editorial: Catapulta
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2010
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Título: El higo más dulce
Autor: Van Allsburg, Chris (Ilustraciones y texto)
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Lugar de Edición: México
Año: 1995
Más info:
Título: “Sólo postre” en Los misterios del Sr. Burdik
Autor: Van Allsburg, Chris (Ilustraciones y texto)
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Lugar de Edición: México
Año: 1996
Más info:
Título: Una caperucita roja
Autor: Leray, Marjolaine (texto e ilustraciones)
Editorial: Océano
Lugar de Edición: México
Año: 2009
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Título: Donde viven los monstruos
Autor: Sendak, Maurice (texto e ilustraciones
Editorial: Alfaguara
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2007
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Título: ¡La verdadera historia de los tres cerditos!
Autor: Scieszka, Jon (texto); Smith, Lane (ilustraciones)
Editorial: Scholastic
Lugar de Edición: New York
Año: 1991
Más info:
Título: “Bruce Bogtrotter y la tarta” en Matilda
Autor: Dahl, Roald
Editorial: Alfaguara
Lugar de Edición: Madrid
Año: 2006
Más info:
Título: “La gran duquesa y la papa” en Historias a Fernández
Autor: Wolf, Ema
Editorial: Sudamericana
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2007
Más info:
Título: Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre
Autor: Montes, Graciela
Editorial: Colihue
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2007
Más info:
Título: “Unas plumas” en Segretín, Claudia Marcela (coord.): Los oficios del lápiz 2. Antología de literatura infantil ilustrada
Autor: Brown, Virginia
Editorial: Jitanjáfora
Lugar de Edición: Mar del Plata
Año: 2009
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Título: El apestoso hombre queso y otros cuentos maravillosamente estúpidos
Autor: Scieszka, Jon y Smith, Lane
Editorial: Continente
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2011
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Título: El comelibros
Autor: Comotto, Agustín (texto e ilustraciones)
Editorial: del Eclipse
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2006
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Título: El increíble niño comelibros
Autor: Jeffers, Oliver (texto e ilustraciones)
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Lugar de Edición: México
Año: 2009
Más info:
Los textos seleccionados para este camino de lectura tienen en común la comida y las formas de comer. Hay toda una tradición literaria desde los cuentos populares para niños, la poesía del siglo de oro español, hasta la heterogénea literatura actual, que muestra como la comida es parte de nuestra cultura, es placer y rito, es parte de la sociedad y la define, puede hablar de nosotros y por nosotros. Esteban Echeverría decía en su texto Apología del matambre, con humor, “Independencia, libertad; y matambre”, y todos sabemos que el dulce de leche es argentino (o lo proclamamos como tal), que los mexicanos comen sus tacos bien picantes, que en el norte de nuestro país están las mejores empanadas del mundo y en el sur los mejores corderos al asador, y que en la casa de la abuela Tita están los mejores mates con bizcochos (¡qué nadie se atreva a decir lo contrario!), y que en Inglaterra a las cinco de la tarde alguien estará tomando té… Por exceso o por falta, como conductor de un veneno mortal, o como pasaje a un mundo mágico, la comida está entre nosotros y entre nuestros libros. Y disculpen que no siga escribiendo es que tanto hablar me dio hambre…
Como les decía me dio hambre y el hambre es un gran tema de la literatura. Hambre tenía el Lazarillo de Tormes y por eso también tuvo hambre nuestro Casiperro del Hambre, y también hay hambre en las guerras como escribió Miguel Hernández en las Nanas de la cebolla, hambre tuvo Babayaga y decidió resolverlo volviéndose ogresa y comiendo niños.
Hay quienes comen libros, o una buena caponatina italiana, una sopa con albondiguillas, una luna con forma de queso y gusto a luna, unas mediaslanas, unos buñuelos hechos por una mamá que no sabe cocinar, una papa de yeso, una niña bonita, un caramelo envenenado, una mosca y un caballo, un cerdito o dos, un postre resplandeciente, una hamburguesa… aunque nadie come al apestoso hombre queso porque bueno… ¡es apestoso!
No en todos los textos seleccionados en este corpus la comida es el elemento central, pero en todos ellos aparece hilando las travesías que los personajes viven. Encontrarán textos donde la comida aparece para reforzar el verosímil, para que los lectores nos podamos situar, con todos nuestros sentidos, en el lugar donde la narración acontece. Así sucede en las novelas policiales de Camillieri, donde el comisario Montalbano se enfrenta constantemente a platos suculentos, bien italianos, mientras intenta resolver el último misterio de Vigatta, una ciudad italiana, que si bien no existe podría existir.
En la saga Harry Potter, la comida muestra otra faceta de ese universo mágico que contó Rowling, que creó para nosotros: pasteles de calabaza, ranas de chocolate que ¡saltan!, grageas de todos los sabores – literalmente, es de público conocimiento que Dumbledore en su juventud probó una gragea con gusto a vómito ¡puaj!-.
Pero la comida también aparece como peligro, misterio, como objeto mágico que produce efectos inesperados en el personaje. Alicia se agranda o se achica de acuerdo al bocadillo que prueba, al líquido que bebe, cosas similares suceden en texto como El higo más dulce, donde los higos son los portadores de la magia que genera el conflicto central del cuento. Esta idea de la comida como objeto transformador de la realidad, es usada de forma “impertinente” por Leray en su texto Una caperucita roja donde el lobo es asesinado con un caramelo por la mismísima caperucita.
También hemos seleccionado textos sobre aquellos que comen excesivamente como la princesa Tragaldabas o el niño comelibros. La saciedad y el placer después de una buena comida se parecen mucho a los que generan un buen texto literario, por eso hablamos del apetito del lector, de los libros recién salidos del horno… Así que ¡A comer!… digo ¡A leer!
Un taller para entrar al mundo de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
En muchos textos literarios y fílmicos los protagonistas ingresan en un mundo paralelo, fantástico o a una época antigua o futura a través de un elemento que funciona como transportador de los héroes hacia ese nuevo espacio-tiempo, como dijimos antes, en muchos textos este elemento es algo comestible. Los personajes vagan por lo conocido e intentan explicar lo desconocido a partir de su propio universo. Esta sensación vivida por los personajes lleva consigo los conceptos de extrañamiento, naturalización y desnaturalización. Por lo tanto, en este taller de escritura, a partir de varios estímulos los alumnos serán a invitados a imaginar una aventura a un lugar y un tiempo diferente al que transitan. Para crear esta atmósfera el coordinador narrará la siguiente historia breve que funciona como disparador para la escritura:
Eran casi las 9 de la noche y estaba en mi balcón tomando un poco de aire, cuando de pronto un bosque se abrió entre las macetas de las Santa Ritas más altas. Decidí atravesarlo. Era un bosque espeso iluminado por la luna que hacía resplandecer las flores extrañas y todo lo desconocido. En el camino que se abría en la espesura encontré árboles extraños, de entre ellos, llamó mi atención, un arbusto del que crecían moras rojas y violetas. Los frutos se veían
apetitosos y decidí tomar una de cada color, probando primero las rojas que se veían brillantes y jugosas. Eran de un sabor exquisito, la fruta me provocó un sueño instantáneo, al despertar descubrí que no me rodeaba el bosque sino una ciudad extraña, de unas construcciones suspendidas en el aire que me recordaban los edificios de la costa, algunos nuevos y otros gastados por la sal del aire. Podía pararme incluso debajo de ellos y el espacio que quedaba entre ese cubo gigante y yo era inmenso. Aunque en un comienzo me asusté, decidí explorar el lugar, el cielo se parecía al mar, y los hombres y mujeres que caminaban por esas calles abiertas donde solo había pasto, llevaban túnicas de diferentes colores y parecían comunicarse entre ellos sin necesidad de emitir sonidos. Me pregunté como llegaban a los edificios, y pude ver que algunos de esos seres sacaban un papel de su bolsillo y comenzaban a doblarlo. Lo hacían mecánicamente y construían con él una escalera, por la que subían al edificio, perdiéndose de mi vista. Pasaban las horas y me sentía hambrienta y cansada. Como no tenía papel no pude construir una escalera hacia los almacenes que veía desde el pasto. Sin embargo, tampoco hubiera sabido cómo hacerlo. Recordé la mora negra que aún estaba en mi bolsillo y decidí comerla. Volví a sumirme en sueño profundo para despertar otra vez en el bosque. Seguí comiendo moras porque aún tenía hambre, y volví a desplazarme a otro lugar. Así me di cuenta de que el árbol, o los frutos del árbol me permitían viajar por el tiempo o mi imaginación, y decidí seguir haciéndolo. Probé otra mora roja, aparecí en una ciudad donde los hombres vestían con plumas y hablaban una lengua salida de la tierra. Recorrí la ciudad y, en ese proceso, descubrí que el tiempo en aquellos lugares que visité se movía de una forma particular. Estuve allí años enteros, sumergida en ese mundo antiguo y olvidado, finalmente comí la mora negra para regresar. Era tarde, aunque en mi tiempo habían pasado quince minutos, la comida estaba en el horno y ya estaría lista. Al día siguiente fui otra vez al bosque y al arbusto y comí las moras, e hice muchos viajes durante mucho tiempo. Una noche descubrí que el bosque era menos frondoso, como si se estuviera gastando, y que en el arbusto quedaban solo unas pocas moras, tomé todas las que quedaban. Comprendí que el bosque desaparecería para siempre. Las tengo en esta bolsa para compartirlas con ustedes y que cada uno experimente los mundos de su imaginación.
El coordinador reparte las golosinas e invita a los alumnos a escribir lo que ellos imaginan que podría ocurrirles en este viaje. A este estimulo pueden sumarse otros, como atenuar la luz del aula y elegir música ambiental que sugiera diferentes atmósferas.
Finalizado el momento de escritura, los alumnos que lo deseen podrán compartir sus textos. En la puesta en común se harán observaciones acerca de las producciones. También se alentará a los participantes para que señalen cuestiones en los textos de sus compañeros que crean interesantes o posibles de enriquecer en la fase de reescritura. Como cierre del taller se leerá el comienzo de Alicia en el país de las maravillas.