Libros inquietantes (que le dan dolor de panza al lector y dolor de cabeza al mediador)
Libros inquietantes (que le dan dolor de panza al lector y dolor de cabeza al mediador)
- 5 agosto, 2012
- Posted by: Jitanjáfora
Compiladores: Rossana Bernasconi y Fernanda Perez
Año: 2012 (agosto)

Título: La bella Griselda
Autor: Isol
Editorial: FCE
Lugar de Edición: México
Año: 2010
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Título: El globo
Autor: Isol
Editorial: FCE
Lugar de Edición: México
Año: 2001
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Título: Piñatas
Autor: Isol
Editorial: Del eclipse
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2004
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Título: El libro triste
Autor: Rosen, Michael y Blake, Quentin
Editorial: Serres
Lugar de Edición: Barcelona
Año: 2004
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Título: Cartón y papeles
Autor: Pisos, Cecilia
Editorial: Comunicarte
Lugar de Edición: Córdoba
Año: 2011
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Título: De noche en la calle
Autor: Lagos, Ángela
Editorial: Ekaré
Lugar de Edición: Caracas
Año: 1999
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Título: “Caramelos de frutas y ojos grises” en Amigos por el viento
Autor: Bodoc, Liliana
Editorial: Alfaguara
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2008
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Título: Rey y rey
Autor: De Haan, Linda y Nijland, Stern
Editorial: Serres
Lugar de Edición: Barcelona
Año: 2004
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Título: La Caperucita Roja
Autor: Gotliwoski, Leicia
Editorial: Del eclipse
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2006
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Título: La mosca
Autor: Gusti
Editorial: Serres
Lugar de Edición: Barcelona
Año: 2005
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Título: El incendio
Autor: Andruetto, María Teresa y Burin, Gabriela
Editorial: Del eclipse
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2008
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Título: La durmiente
Autor: Andruetto, Ma. Teresa e Istvansch
Editorial: Alfaguara
Lugar de Edición: Buenos Aires
Año: 2010
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Título: En el bosque
Autor: Browne, Anthony
Editorial: FCE
Lugar de Edición: México
Año: 2004
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Título: Voces en el parque
Autor: Browne, Anthony
Editorial: FCE
Lugar de Edición: México
Año: 1999
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Libros inquietantes (que le dan dolor de panza al lector y dolor de cabeza al mediador)
Un libro también es una llave, también es una puerta que puede abrirse, también es una habitación donde se encuentra lo que no se debe saber, también es un ámbito de conocimiento de la verdad y de lo prohibido, también deja marcas que después no se pueden borrar.
Gustavo Roldán
Isol. (2010) La bella Griselda. México. FCE.
Isol. (2001) El globo. México. FCE.
Isol. (2004) Piñatas. Buenos Aires. Del Eclipse
Rosen, Michael y Blake, Quentin. (2004) El libro triste. Barcelona. Serres
Pisos, Cecilia. (2011) Cartón y papeles. Córboda. Comunicarte.
Lagos, Ángela (1999) De noche en la calle. Caracas, Ekaré.
Bodoc, Liliana (2008) “Caramelos de frutas y ojos grises” en Amigos por el viento. Buenos Aires. Alfaguara
De Haan, Linda y Nijland, Stern. (2004) Rey y rey. Barcelona. Serres
Gotliwoski, Leicia (2006) La Caperucita Roja. Buenos Aires. Del eclipse.
Gusti. (2005) La mosca. España. Serres.
Andruetto, María Teresa y Burin, Gabriela (2008) El incendio. Buenos Aires. Del Eclipse.
Andruetto, Ma. Teresa e Istvansch (2010) La durmiente. Buenos Aires. Alfaguara
Browne, Anthony (2004) En el bosque. México. FCE
Browne, Anthony (1999). Voces en el parque. México. FCE
Hay libros que por su temática, su diseño, su estética, nos desconciertan, nos dejan pensando, haciéndonos preguntas. Se trata de libros que dan dolor de panza al lector y dolor de cabeza al mediador. Libros que no siempre forman parte del canon escolar, no porque no sean suficientemente valiosos, sino porque a veces, los mediadores tenemos nuestras propias limitaciones: prejuicios, recorridos, sensibilidades, miedos. Y entonces, no nos atrevemos a llevarlos al aula, porque no sabemos lo que puede pasar. Y justamente, lo más interesante de estos libros es eso: la imprevisible relación con el lector.
Es el caso de La bella Griselda, que presenta una historia palaciega con una alta dosis de crueldad e ironía, a las que Isol nos tiene acostumbrados. Esta autora aborda algunos tema tabú, como la relación con la madre (en El globo) o la muerte (en Piñatas) de una manera natural, profunda y punzante, mediante libros que construye sentidos entrelazando las palabras, las imágenes y el diseño. Otro libro álbum que tematiza la muerte y pone sobre el tapete la necesidad de mantener el recuerdo, es El libro triste, de Michel Rosen y Quentin Blake. Se trata de una obra que nos enfrenta con nuestra propia tristeza.
Afortunadamente, en la actualidad, hay más autores y editores que se animan a abordar esos temas difíciles, con una mirada creativa y sagaz. Cartón y papeles, de Cecilia Pisos, presenta el relato de una nena que trabaja de cartonera y en sus recorridos se encuentra con otro mundo, también de papeles, que la invita a llenar de colores su vida. En la misma línea, aunque sin final esperanzador, Ángela Lagos, en De noche en la calle, cuenta mediante imágenes, la historia de un niño que vive y trabaja en la calle. Y Liliana Bodoc, en Caramelos de fruta y ojos grises, pone en relación un caso ficcional con las cifras estadísticas acerca de la vulnerabilidad de los niños que viven en situación de riesgo.
Temas como la sensualidad y la sexualidad, también tienen que estar presentes en este itinerario. En esta línea, Rey y Rey, de Linda de Haan y Stern Nijland, tomando el tono de los cuentos de princesas, nos propone una historia de amor homosexual. Por su parte, Leicia Gotliwoski, en La Caperucita Roja, recupera la historia de Perrault y la reescribe en imágenes que ponen el énfasis de lo que significa para una adolescente que sale a la vida, “meterse en la boca del lobo”.
Lo escatológico es otro aspecto tabú, especialmente en las situaciones escolares. Gusti, en La mosca, relata un día de playa en la vida de la mosca, que empieza bien y termina negro. El humor y el trabajo con las imágenes y el uso del espacio en el diseño de diversos planos, hacen que el lector ingrese a lo inesperado de manera desprevenida.
Hay otros libros que también inquietan e invitan a descubrirse, a llenar los intersticios y a completar las indeterminaciones mediante una lectura personal. Es el caso de El incendio, de Ma. Teresa Andruetto y Gabriela Burin, que juegan con las palabras y las imágenes, saltando de los hechos al relato de los hechos y de ahí a lo que se interpretó de ese relato. La confusión y el desconcierto hacen que esta historia se reescriba en cada lectura. Otro libro experimental es La durmiente, donde Andruetto, esta vez junto a Istvansch, retoman el cuento clásico para resemantizarlo con una un alto compromiso social.
Hablando de autores que trabajan lo lingüístico y lo visual y dejan un amplio espacio para el trabajo del lector, no podemos omitir a Anthony Browne. En el bosque es un libro plagado de intertextualidades y de indicios mínimos, que obligan a leer mirando para todos lados y volviendo hacia atrás y Voces en el parque aprovecha una anécdota cotidiana para contar desde distintos puntos de vista, poniendo al lector ante el desafío de sacar sus conclusiones.
Este camino lector, como dice Laura Devetach, nos invita a “crear espacios de lectura para ampliar el mundo, descubrir y aceptar múltiples formas de decir las cosas, conocer más de nosotros mismos (…) y aprender a no quedarnos en la cáscara de la realidad”.