María Ayelén Bayerque
María Ayelén Bayerque
- 6 febrero, 2022
- Posted by: Jitanjáfora
Mi mamá y mi abuela tejieron relatos para mí desde mi primera infancia. De esas lecturas diarias creo que surge un ansia constante de nuevas historias difícil de satisfacer. Leer arropada en la cama me retrotrae a un momento de amor, placer y un compartir continuamente anhelado. Cuando ya reconocía las letras, recuerdo andar en auto mirando los carteles en la calle, deseando saber qué decían. Por todo esto, aprender a leer fue un camino de ida.
Hoy, las palabras me acompañan todos los días por mi trabajo como profe y cada vez que leemos un texto en clase trato de contagiar esas sensaciones especiales que la lectura provoca en mí. Puedo leer por placer, por trabajo, por estudio, pero siempre es un acto que me lleva a seguir pensando.
Una de las muchas definiciones de Ricardo Piglia (2013) en El último lector es: “la novela busca sus temas en la realidad, pero encuentra en los sueños un modo de leer. Esa lectura nocturna define un tipo particular de lector, el visionario, el que lee para saber cómo vivir” (p. 23). Lindo tipo de lector ¿no?