Con el sol en los ojos
Con el sol en los ojos
Jorge Luján
Ilustraciones de Morteza Zahedi Córdoba
Comunicarte
2011
El epígrafe de Walt Whitman que antecede la serie de poemas que conforman el libro, “Había un niño que salía cada día / y lo primero que miraba, en eso se convertía”, sugiere una experiencia del mundo a través de la imaginación. Eso es lo que comparten los diez poemas que componen Con el sol en los ojos. En ellos, una mirada peculiar, curiosa, capaz de descubrir la belleza en las cosas más simples: “Tiro maíz y se queda / en el a i r e / formando constelaciones”, se vuelve introspectiva e indaga en la propia subjetividad del yo poético: “No sé por qué ocurren estas cosas / en mi cielo gallinero / ni cómo permanecen / brillando en mi memoria.”
El título de este poemario puede hacer pensar en ese juego de la infancia que consiste en mirar el sol y cerrar los ojos para ver manchas de colores y formas cambiantes; impresión que refuerzan también las ilustraciones de Morteza Zahedi que acompañan los poemas. En los versos de Con el sol en los ojos flota una atmósfera de libertad, ocio, disfrute; ideal para leer y releer en tiempo de vacaciones de verano: “Todo lo que tengo es mucho: / mi perro Oliverio, / el viento golpeándome en la cara/ y tu risa que estalla por nada”.
Mirar Con el sol en los ojos es percibir como un niño, deslumbrarnos con las palabras, maravillarnos con lo que nos rodea –viento, sol, cielo, agua-, vivir la poesía.
Rosario Membibre
(Enero 2015)