El perro del peregrino
El perro del peregrino
Liliana Bodoc
Buenos Aires
Alfaguara
2013
Un hombre y su perro
Este libro confirma un modo de hacer literatura al que Bodoc ya nos acostumbró: el abordaje de unos hechos sucedidos en la historia que se reelaboran desde un inusual punto de vista, gracias al que emergen facetas novedosas y restos comúnmente poco observados y todo esto contado con un tono poético, con un lenguaje que condensa la búsqueda de lo cotidiano al tiempo que se vuelve extraordinario.
La novela cuenta el peregrinaje de Jesús, las cosas de su tiempo, los acontecimientos políticos que encuadran el relato que conocemos, pero no lo hace con grandilocuencia ni con intención predicadora, sino deteniéndose en los gestos mínimos que también tuvo Jesús: acercándose en cada capítulo a las historias de vida de los marginales, de los menores, de los de abajo. Para contar esas historias el punto de vista necesariamente tiene que bajar casi al ras del piso, por eso el protagonista es un perro, rescatado por el peregrino de la muerte y que sabe de la fidelidad y del agradecimiento. El perro ve el mundo que va construyendo el galileo en su itinerario desde su propia altura, pero también comprende gracias a su olfato, que le permite advertir el hambre, el miedo, el enojo, la tristeza, el abandono, el dolor, también en su propio dueño. Jesús humano no hace milagros en esta novela, sí habla y mira, camina y se detiene cuando es necesario, come y comparte el pan.
El texto se narra en tercera persona pero incluye fragmentos en primera, en la voz de Miga de León, el perro del peregrino, que trata de entender los hechos que se presentan aunque las razones de su dueño –y las razones de su tiempo- muchas veces sean misteriosas.
Esta es una novela para leer con el corazón abierto y dejarse llevar por los caminos difíciles de la traición y del perdón, del dolor y del amor.
María José Troglia
Mayo de 2015