Babayaga
Babayaga
Le Thanh, T.; Dautremer, R.
China
Edelvives
2010
Babayaga fue una niña que creció con un solo diente, rodeada de burlas y soledad. La maldad se convirtió en la única posibilidad para calmar tanto desconsuelo. Es por ello que se convirtió en una ogresa tan temible que, hasta sus propios padres la echan de la casa familiar. Entonces, un tenebroso bosque fue su morada.
Es mala, muy mala, requetemala, tanto que inaugura un restaurant llamado “El bebé sabrosón”, al que, por supuesto, nadie visita. Y como en toda historia en la que aparece un ser tan terrible, otras cosas suceden. Su hermana, la fea Cacayaga, tiene una hermosa hijastra llamada Miguita a la que intentará convertir en cena de Babayaga. Pero la niña contará con la ayuda de seres mágicos que la guiarán en el regreso a su hogar, sana y salva.
Las brujas, las madrastras, las hadas malvadas… invaden los cuentos infantiles, pero el personaje del ogro, por lo general, está desempeñado por una figura masculina. En este caso, es una mujer la que lo encarna, lo que convierte en particularmente atractiva a esta historia. El personaje de Babayaga, la ogresa, pertenece al folclore eslavo y no nos resulta tan conocido en nuestras tierras –excepto por la versión fílmica de la simpática Fiona, compañera de ogro Sherek-. Este libro se convierte en una imperdible posibilidad para conocer a este personaje, quien forma parte de una historia en la que aparecen los motivos tradicionales de los cuentos de hadas: un ser temible, un sapo encantado, objetos que se transforman para ayudar a la pequeña víctima, un camino- trampa- por un temible bosque y una salvación que llega con la recompensa del padre que logra darse cuenta de la maldad de la madrastra.
La impronta de su ilustradora, la talentosa Rébecca Dautremer, se observa desde la tapa del libro. Las imágenes invaden las páginas con sus texturas y sus colores opacos, en los que contrastan los negros, marrones y grises, con el anaranjado y el rojo. Este último color, también aparece en el texto escrito que, además de resaltar en la blancura de la hoja, juega con los tamaños de las letras y palabras. Se trata de un hermoso libro álbum en cartoné, en el que la ilustración es co-narradora de la historia que el texto plantea.
Raquel Piccio
(junio de 2012)