El tiempo tiene nombre
El tiempo tiene nombre
- 2 mayo, 2021
- Posted by: Jitanjáfora

El tiempo tiene nombre
Laura Romero
Buenos Aires
Adriana Hidalgo Editora
Colección Pípala
2020
48 páginas
Hay filósofos que entienden que el tiempo de la infancia es discontinuo, no es lineal ni cronológico, incluso que trasciende un período de la vida o una etapa que se supera: el tiempo de la infancia es un tiempo de experiencia.
El libro álbum que creó la española Laura Romero parece entender muy bien esto. Nos presenta una serie de imágenes que en un principio podrían parecer escenas o «diapositivas» que se proyectan sucesivamente como dice la misma autora, que muestran situaciones cotidianas de adultos apurados, sin tiempo, ocupados, casi enajenados por el «multitasking», yuxtapuestas a otras imágenes de niños -hijos, nietos, vecinos, hermanos, sobrinos- haciendo experiencia del tiempo, «ni muy rápido, ni muy lento», sólo su propio tiempo, el de Caleb, el de Martina, el de Sebastián, el de Teo…
En una primera lectura rápida tanto de texto como de imágenes la propuesta parece repetitiva, sin embargo usa algunos procedimientos que sirven para hilar una historia diferente que hace de ésta una propuesta interesante: en primer lugar la niña Zoe, que reaparece varias veces a lo largo del libro intentando dormir, cosa que no consigue. No está sola, hay un papá (apurado, ansioso) tratando de escapar de la escena y cumpliendo casi obligado los rituales para preparar el sueño (como leerle un cuento) pero que al final marcará una diferencia respecto del modo de vivir la vida y el tiempo que muestran los adultos.
Otros elementos que complejizan la lectura: un banco de plaza ocupado en la portada pero vacío en la contraportada, unas hojitas cayendo de un árbol en la contratapa, el leitmotiv de una tortuga en el cuarto de la nena que no duerme y algunas marcas del lenguaje que se van repitiendo a lo largo del texto, como los signos de exclamación que se encuentran en cada referencia a los adultos.
El tiempo tiene nombre es una invitación a revisar nuestra relación con el tiempo, pero también con la infancia (ésa que no sólo tiene que ver con una etapa cronológica sino con un modo de estar en el mundo y, por supuesto, de vivir el tiempo). El tiempo no es el mismo para todos, hay una experiencia singular, con nombre propio, que lo modela y no se puede resolver en una simplificación o una generalización: tiempo apurado de los adultos/tiempo lento de los niños, porque el tiempo de la infancia no es ni rápido ni lento, es de cada quien.
Una lindísima propuesta de Pípala para disfrutar, para pensar y para compartir.
María José Troglia
Mayo 2021