La casa de Javier
La casa de Javier
Devetach, Laura
Ilustraciones de Lavezzi, María
Buenos Aires
Norma
2011
Una deliciosa historia para quienes dan sus primeros pasos como lectores o para leerles a los más chiquitos. Laura Devetach teje una historia con personajes que alguna vez fueron personas. El Javier que vive en su casa de Almagro está inspirado en Javier Villafañe, escritor y titiritero, que antes de habitar allí supo recorrer el país entero con su carreta La Andariega. “De aldea en aldea, / el viento lo lleva / en su andar tan largo”, dice la canción de Serrat y parece que hablara de él.
En este cuento, la escritora saca de la galera algunos trucos a los que nos tiene acostumbrados y que, no por eso, dejan de maravillarnos: la semilla que, como el garbanzo peligroso, se escapa y se convierte en una planta que se pone a crecer y se extiende por todos lados, hasta caer dentro del vino: “Imagínense lo que es una planta de zapallo toda borracha, de una punta a la otra. Se reía con risa verde y su largo tronco vibraba como una manguera llena de soda.”
O unos títeres que cobran vida, como los monigotes de otros cuentos de Laura: “Los títeres ayudaron por las noches, cuando nadie los veía, ahuecando el zapallo con cucharitas de helado.”
El lenguaje mantiene la impronta de la oralidad que Devetach imprime a sus textos: “Javieres hay muchos. Pero un Javier como el que vive en Buenos Aires, en la casa de Almagro, hay uno solo. Les voy a contar cómo es que Javier vive en la casa en que vive, con su mujer que tiene unos ojos, que por eso se llama Luzmarina.”
Pero para saber qué tiene que ver la casa con el zapallo, habrá que leer el cuento, ilustrado por María Lavezzi, que creó unos personajes tiernos, titiritescos, con mucho rojo y verde y, por supuesto, la blanca barba de Javier y su legendario mameluco blanco.
Elena Stapich
(junio de 2012)