La casa y las palabras
La casa y las palabras
- 2 enero, 2022
- Posted by: Jitanjáfora

La casa y las palabras
María Wernicke
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Dábale Arroz
2021
104 páginas
Hace ya algunos años, Eduardo Abel Gimenez y Natalia Méndez comenzaron a editar libros en un formato artesanal, algunos fanzines y objetos poéticos a través de un proyecto denominado Dábale Arroz. En la actualidad, la editorial cuenta con un catálogo en plena expansión y una serie de libros en un formato más tradicional. Ejemplo de esto es el libro La casa y las palabras de María Wernicke, segundo de la colección Malabar. Estos libros son pequeños, casi que caben en la palma de la mano, ya que tienen 17 cm de alto por 11 de ancho. Ideal para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
Quien se acerque al primer libro de poemas y dibujos de Wernicke –autora integral ampliamente reconocida por sus álbumes– encontrará poemas breves, sin título, y unas ilustraciones que quizás resulten familiares si son seguidores de la autora en las redes, como es mi caso. En pleno contexto de ASPO, Wernicke (IG @maria_wernicke) publicó una serie de ilustraciones en las cuales la figura de un cuerpo articulado realizaba poses diversas. Podían observarse la búsqueda del equilibrio, partes del cuerpo desordenadas, la tensión de sostener objetos. Esos dibujos acompañaron sensaciones con las que muchos podíamos identificarnos en plena incertidumbre pandémica. De hecho, Eduardo Abel Gimenez (en el Instagram de la editorial @dábalearroz) cuenta que vio en el Facebook de Wernicke estas producciones y que la invitó a reunirlos para armar este libro.
Pero, sin dudas, las ilustraciones cobran un nuevo sentido en La casa y las palabras al convivir con poemas en los que emerge una primera persona del singular que reflexiona, hace memoria, recuerda a otros cuyas ausencias se hacen patentes. Diferentes espacios de la casa se van ocupando en los textos a medida que se avanza en la lectura. Puertas y ventanas se convierten en umbrales de ingreso de las luces y las sombras del afuera, a la vez que cohabitan los espacios con flores, plantas, árboles, construyendo imágenes sensoriales. A la vez, los cuerpos ocupan un lugar central. Las sensaciones físicas, el dolor, la postura, el roce con otra persona se evidencian tanto desde los versos como desde los dibujos.
Por último, vale mencionar que en el libro se teje una poética. Algunos textos, en muy pocos versos, concentran el inmenso lugar de las palabras en la vida del poeta –y de todos– y configuran una forma del quehacer poético. Si bien los poemas están atravesados por una cierta melancolía, contienen afirmaciones que deseamos hacer nuestras, pase lo que pase: “Las casas y las palabras, por suerte, / aunque no haya orden” (p. 19).
María Ayelén Bayerque
Enero, 2022