Tarde de invierno
Luján Jorge y Sadat, Mandana
Zaragoza
Edelvives
2011
Un dedo juega en el vidrio empañado y dibuja una luna. Este leve gesto parece demasiado pequeño y, sin embargo, contiene una historia muy profunda, muy conmovedora. Una historia cuyo relato minimalista se dice con silencios, con esbozos -porque algunas emociones son difíciles de nombrar con el lenguaje cotidiano- y también mediante planos, trazos y colores que permiten pasar del afuera al adentro de la escena, para descubrir, sobre el final, que hemos sido llevados demasiado lejos.
El uso del espacio y la austeridad de palabras marcan el tiempo de lectura y generan la atmósfera que se requiere para que este narrador en primera persona nos remita a esa cruda tarde de invierno, de la que resulta difícil volver ileso.